Tres
conceptos son elementales para hablar de la organización social: individuo,
social y cultura. Si transitamos de lo simple a lo complejo, podremos señalar
que entre estos conceptos hay una relación muy estrecha porque no se puede
comprender al individuo sin la sociedad, porque la sociedad humana implica
necesariamente la creación de individuos y porque la sociedad misma crea, se
crea y se recrea por medio de la cultura.
La
cultura es el producto de los seres humanos que viven en sociedad y, por tanto,
consustancial a la sociedad, de modo que donde existe la sociedad hay cultura. Los
tres conceptos se implican necesariamente y son necesarios para que existan los
demás; ni siquiera se pueden planear que por orden de antigüedad los individuos
preceden a la sociedad, porque, como se aclarará posteriormente, el individuo
no equivale al hombre (sólo como ser humano, sino que es eso y algo más: es un
ser humano que ha sido “individualizado” a partir de un proceso); asimismo, la
convivencia en sociedad solamente es posible a partir de la creación de
cultura. Por ello, hablar de sociedad humana remite inmediatamente a la
cultura.
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